Todos estos proyectos han supuesto el mejor caldo de cultivo para la realización del espacio que supone el buque insignia de esta firma de moda en su ciudad natal, Estocolmo. Los muebles melnikovianos de París se traducen aquí en dos esculturas escalonadas que giran sobre otra sugieriendo un movimiento continuo. Siendo el espacio de un blanco nuclear, estas piezas de color negro recogen en sí todas las miradas que pudieran vagar perdidas por el local. Una doble hélice convenientemente deformada para perder uniformidad y tomar aún más presencia física. Al dar vueltas sobre ella, los objetos expuestos aparecen y desaparecen junto con la geometría cambiante que los sustenta, traduciendo las formas clásicas reinventadas por la firma de alta costura en un objeto arquitectónico dominante. Estas esculturas se erigen en protagonistas absolutas de un espacio que juega a su favor: parecería como si los zapatos y prendas que descansan en sus escalones fuesen la joya de la corona de Fifth Avenue Shoe Repair.
Para no competir ni tampoco abrumar, el elemento predominante son unas mallas espaciales metálicas; formas cúbicas que se unen entre sí con ligereza y según las necesidades de los distintos rincones ocupados. La utilización de este sistema cúbico permite una bidireccionalidad óptima para colgar las prendas, el perfecto compañero para completar una tienda redonda.
Para no competir ni tampoco abrumar, el elemento predominante son unas mallas espaciales metálicas; formas cúbicas que se unen entre sí con ligereza y según las necesidades de los distintos rincones ocupados. La utilización de este sistema cúbico permite una bidireccionalidad óptima para colgar las prendas, el perfecto compañero para completar una tienda redonda.